Detenga la prematuridad mediante una detección adecuada
El 17 de noviembre es el Día Mundial del Nacimiento Prematuro, uno de los días más importantes del año para crear conciencia sobre los desafíos y la carga del nacimiento prematuro a nivel mundial.
La prematuridad, también conocida como parto prematuro, se refiere al nacimiento de un bebé antes de completar las 37 semanas de gestación. Es una afección compleja en la que influyen diversos factores. Una de las causas más comunes y los factores de riesgo de la prematuridad son las enfermedades infecciosas, como la hepatitis, el VIH y la sífilis. A continuación, se explica cómo cada una de estas infecciones puede afectar el embarazo:
Hepatitis: Las infecciones crónicas de hepatitis B o hepatitis C en mujeres embarazadas se han relacionado con un mayor riesgo de parto prematuro. Los mecanismos exactos que subyacen a esta asociación no se comprenden por completo, pero se cree que la inflamación y la respuesta inmunitaria desencadenadas por la infección pueden contribuir al parto prematuro.
VIH: Las mujeres embarazadas con infección por VIH no tratada o mal controlada tienen un mayor riesgo de parto prematuro en comparación con aquellas que no tienen VIH. La infección en sí, así como los cambios asociados en el sistema inmunitario y la inflamación, pueden aumentar la probabilidad de parto prematuro.
Sífilis: La sífilis no tratada durante el embarazo puede tener consecuencias graves, incluido el parto prematuro. La sífilis puede atravesar la placenta y afectar al feto en desarrollo, lo que provoca complicaciones como muerte fetal, sífilis congénita o parto prematuro.
Es importante que las mujeres embarazadas reciban la atención prenatal adecuada, que incluya exámenes y pruebas de detección de enfermedades infecciosas de forma regular. La detección temprana, el tratamiento adecuado y el control de estas infecciones pueden ayudar a reducir el riesgo de parto prematuro y mejorar los resultados generales del embarazo.
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